El ciclo de la vida y la muerte, lo conocemos desde tiempos inmemoriales. Quizás porque nos asusta tanto la idea de morir, la olvidamos en las profundidades de nuestro inconsciente, dando la espalda a una gran sabiduría: sabernos mortales. Cuánto deseo de vivir “para siempre”, cuánto terror a que no se cumpla, y cuánto sufrimiento, también.
Saber es ayudarnos a no temer. En los equipos de cuidados paliativos, acompañamos a las personas en el último viaje de su vida que es el morir. Aspiramos a aliviar su sufrimiento y el de sus seres queridos, ante la pérdida.
La arteterapia invita a expresarse desde la creatividad artística acompañada. Llama a la puerta de lo inconsciente. Trata de rescatar de lo más profundo una parte del ser que sabe de nuestra finitud y no la teme. El arte, como una joya ancestral de la humanidad, nos invita a conocer aquello que nos resulta tan difícil de ver. Allí, al fondo, en la oscuridad de lo doloroso, lo desconocido, lo misterioso, ¿ves una LUZ PROFUNDA?